
En la parroquia de García Moreno, la producción de cabuya y panela fue durante décadas la principal actividad económica. Desde 1960, los agricultores comenzaron a sembrar grandes cantidades de penca, y con la invención de una máquina a motor por parte de un extranjero conocido como «el gringo Pepe», la producción alcanzó los 500 quintales diarios en las diferentes parroquias de la zona de Intag. Esta máquina revolucionó la forma en que se procesaba la cabuya, permitiendo a los agricultores aumentar significativamente su producción y mejorar sus ingresos.
La producción de cabuya creció de manera constante hasta alrededor de 1980, cuando las plantas comenzaron a producir hojas más pequeñas y, gradualmente, el plástico reemplazó a la cabuya en muchos de sus usos tradicionales.
Este cambio marcó el inicio de una lenta pero constante disminución en la producción de cabuya. Marco Paz, a sus 75 años, es uno de los dos últimos productores de cabuya en la región. Con tristeza, relata cómo la producción ha disminuido drásticamente y cómo la comunidad ha cambiado a lo largo de los años.

Para producir cuatro quintales de cabuya, Marco necesita entre una y dos semanas, dependiendo del clima. El proceso incluye cortar, desespinar, cargar, procesar, lavar, secar y armar los bultos. Cada quintal se vende en Apuela por aproximadamente 60 dólares. «Es el único oficio que he hecho toda mi vida», cuenta Marco con nostalgia. A pesar de los desafíos, Marco sigue dedicándose a la producción de cabuya, manteniendo viva una tradición que ha sido parte de su familia durante generaciones.
Hoy en día, la cabuya se utiliza principalmente para la elaboración de artesanías, pero la producción a gran escala ha quedado en el pasado. Las artesanías hechas de cabuya son apreciadas por su durabilidad y belleza, y se venden en mercados locales y ferias artesanales. Sin embargo, la demanda de cabuya ha disminuido considerablemente, y muchos jóvenes de la región han optado por buscar oportunidades en otros sectores.
La historia de Marco Paz y la cabuya en García Moreno es un reflejo de los cambios económicos y tecnológicos que han transformado la región. A medida que la tecnología avanza y las preferencias de los consumidores cambian, muchas tradiciones y oficios antiguos están desapareciendo. Sin embargo, la dedicación y el amor por su trabajo de personas como Marco mantienen viva la memoria de una época en la que la cabuya era el corazón de la economía local.
