Intento de suicidio en Ibarra abre debate sobre depresión, pobreza y la insensibilidad social

Jan, un joven oriundo de la parroquia de Salinas, cantón Ibarra, protagonizó uno de los momentos para tensos de los últimos años. Durante casi tres horas amenazó con colgarse desde una estructura de lo que hasta hace poco, era una gran rótulo en las intersecciones de las avenidas Mariano Acosta y Fray Vacas Galindo, uno de las zonas más concurridas de la ciudad.

El pedido del joven, de no más de 30 años de edad, era uno, la presencia del influencer Jhony Cevallos, quien desde hace varios años administra un centro de apoyo para personas con adicciones y, cuyas historias a las que denomina rescates, a personas con adicciones, lo convirtieron en toda una celebridad en redes sociales.

Alrededor de la escena bomberos, policías y agentes de control municipal dentro de un cerco delimitado por una cinta amarilla para evitar que alguien, ajeno a la acción de rescate, interrumpa las labores que inicialmente se limitaba a esperar que el influencer llegue.

 

Tras esa cinta, miles de curiosos, la mayoría con celulares, transmitiendo en vivo la escena, y esperando el desenlace del hecho entre risas, bromas y hasta ventas ambulantes.

Esto mientras en una esquina, familiares esperaban, en medio de la angustia, que Jan desista de su intención. Un amigo le grito desde abajo, «Borja, baja de ahí, conversemos» a lo que le respondió: «ven, sube tú conversemos aquí mi pana». Fue el único momento donde Jan mostró una ligera sonrisa. Sin embargo este encuentro no fue suficiente para que desista de su cometido. Mientras eso sucedía Cevallos llegó e inmediatamente el equipo de rescate del Cuerpo de Bomberos de Ibarra le colocaron un casco y un arnés para que suba.

Intentó hacerlo, pero apenas llegó a la mitad del recorrido de unas escaleras ubicadas junto al enorme tubo que sostiene la estructura del rótulo, Jan se confundió y pensó que iban a rescatarlo y amenazó  con lanzarse.

 

Llevaba en su cuerpo una soga, amarrada a la parte superior de la estructura y a su cuello. Entre gritos, y reclamos, sobre la falta de oportunidades laborales, de como los políticos mentían y habían subido el precio de los combustibles, o como las drogas eran una forma de manipular a la gente, Cevallos, desde abajo, le gritaba, «Jan, ya estoy aquí, conversemos». Pero Jan quería que suba junto a él o lo que el influencer contestó, «no puedo amigo, tengo vértigo».

En ese momento sus familiares expresaban su angustia y le pedían, a modo de súplica, que baje. «Para qué» les respondió, no tengo dinero ni trabajo» supo responder. De pronto, luego de casi tres horas de esta crisis que parecía que no tenía solución, de manera sorpresiva soltó la soga del lugar en la que se encontraba inicialmente y la amarró nuevamente a  la esquina de la estructura. Para este momento, dos conocidos empezaron a subir hasta el sitio donde se encontraba. Mientras tanto, luego de asegurar la soga en la parte superior, Jan ajustó el otro extremo a su cuello, y se ahorcó.

De un espectáculo y curiosidad, la escena se convirtió en un momento dramático. Lo que parecía una acción para «llamar la atención», como murmuraba la gente, se convirtió en una escena real de una persona sumida en la depresión que realmente estaba dispuesta a morir ante miles de personas que a esa hora grababan y miraban la escena.

Inmediatamente personal del Cuerpo de Bomberos intentaron alcanzarlo, pero en cumplimiento de los protocolos primero colocaron los puntos de seguridad para la proceder a su rescate. La multitud solo atinaba a gritar, «apuren, súbanlo rápido, por qué se demoran tanto». Dos personas, al parecer amigos o familiares también se subieron hasta la estructura.

Una vez asegurados tres bomberos intentaron alzar el cuerpo de Jan que aún se mantenía con vida. Sin embargo la soga sobre su cuello evidentemente impedía el paso de aire hasta sus pulmones, y se desmayó. Uno de los improvisados rescatistas logró soltar la soga de la parte superior mientras otro, junto a un bomberos, cargaban, en medio de la incomodidad por lo apretado y limitado del espacio, el cuerpo de Jan. Por su parte los otros dos rescatistas intentaban aflojar la soga del cuello, pero la fuerza con la que saltó provocó que el nudo se ajustará y fuera imposible soltarlo rápidamente.

Desde el salto, hasta cuando al fin lograron liberarlo de la soga que le apretaba el cuello, pasaron cinco minutos, que parecieron horas. Una vez liberado el personal de bomberos lo aseguró para bajarlo. A esa hora el Gobernador de Imbabura, Israel Cabezas llegó al lugar.

Cuando los rescatistas empezaban a bajar a Jan, se despertó y empezó a patalear intentando soltarse de los arneses de seguridad que le colocaron, lo que dificultó las labores de rescate.

Pero en ese momento arribó un camión canasta del Emelnorte que facilitó el rescate en medio de los gritos de la gente de «lentos», «a la hora que llegan». Jan fue rescatado e inmediatamente ingresado a una ambulancia para ser trasladado hasta el hospital más cercano y evaluar su estado de salud.

A un lado Jhony Cevallos, evidentemente afectado, observaba. Nos acercamos para entrevistarlo. ¿Lo conocía? Le preguntamos. «Es de mi tierra, de Salinas – parroquia rural de Ibarra-, respondió. ¿Era parte de los intervenidos de su Fundación? No, respondió, no lo había visto hace mucho tiempo. mientras su mirada se mantenía fija a la ambulancia que a ese momento se alejaba con Jan en su interior. Pero en medio de ese drama un padre se acercó junto a su hijo, de no más de 10 años, para pedirle una foto con su pequeño, como si la escena de un hombre intentando quietarse la vida no fuese lo suficientemente impactante.

El momento terminó con la ambulancia alejándose rápidamente, con su sirena encendida, el Gobernador de Imbabura atendiendo entrevistas, Cevallos en medio de una multitud pidiéndole una foto, y los cientos de testigos continuando con sus actividades previstas para un sábado que mostró el grave problema social de la depresión, marginación, pobreza y abuso del consumo de drogas, pero sobre todo la actitud de una sociedad, fría y cada vez más insensible.

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